“Cuentos de un día más” en camino

“Cuentos de un día más” en camino hacia los cines

Por: Joel del Río.

Hace unos pocos meses Cubacine publicó breves entrevistas a cada uno de los seis cineastas encargados de dirigir igual número de cuentos, en el más reciente largometraje del cine nacional: Cuentos de un día más, conocido antes como Amores en tiempos de pandemia. Ahora, decidimos volver a convocarlos para ampliar aquellas respuestas que se referían, mayormente, a especificar más o menos el tema de cada corto, a ponderar la oportunidad de trabajar junto con Fernando Pérez ―director general― y a elogiar las posibilidades inherentes a la colaboración entre el ICAIC y colectivos independientes de creación audiovisual (i4films, Wajiros Films, DB Estudio y Cocuyo Media Lab). 

Aquellas entrevistas ocurrieron, sobre todo, cuando los realizadores iban a comenzar el rodaje, pero el filme ya está concluido, fue visto por ellos y está listo para estrenarse. Con vistas a que el público conozca mejor las apuestas y las posibles contribuciones que nos trae Cuentos de un día más, conversé vía correo con algunos de sus realizadores, y los primeros en contestar el breve cuestionario fueron Alán González, encargado de dirigir “La muchacha de los pájaros”, y Eduardo Eimil, a quien le confiaron la conducción de “Gallo”. 

Ambos egresados, en diversas especialidades, de la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) de San Antonio de los Baños, los dos con amplios conocimientos en diversos oficios de los implicados en una puesta en escena, imaginé que ninguno de los dos apostaría por un corto de carácter meramente contextual, que se quedara en la crónica superficial de nuestra difícil cotidianidad en tiempos de pandemia. Y los interrogué para corroborar mis suposiciones.

Eimil nos cuenta que el origen de Gallo tiene que ver con una noticia que leyó sobre un anciano italiano que tocaba el acordeón frente al hospital donde su esposa estaba ingresada por coronavirus. El protagonista del corto toca la trompeta, y la historia gira en torno a la relación que existe entre Gallo y sus vecinos, que pasa del rechazo solapado o directo a la comprensión y la empatía. 

«La pandemia fue el pie forzado —nos dijo Eimil—y está presente de un modo u otro en todos los cuentos, pero, por supuesto que hay otros temas y trascendencias. “Gallo” se concentra en la empatía. El dolor individual da paso al dolor colectivo. Creo que no hemos tenido tiempo para el necesario duelo. Ojalá que esta historia contribuya. Porque necesitamos, creo, la empatía con el otro, conectar, entender y respetar, a pesar de las diferencias, o quizás a partir de ellas». 

Eimil espera que sea aceptado por los espectadores cubanos «cierto aire de drama musical que tiene “Gallo”, porque el público rechaza a veces este género donde, de pronto, alguien canta su dolor. Claro, en mi cuento esto ocurre de un modo particular, digamos ‘orgánico’ y ‘justificado’. No es un verdadero musical después de todo».

Alán no quiere hablar mucho sobre “La muchacha de los pájaros” porque la sutileza y la espiritualidad de su argumento pudiera escurrirse entre las definiciones. No obstante, me aclara que se trata del retrato de «una joven en una relación conflictiva con un espacio, y que se enfrenta a una ausencia o una pérdida cuyas causas no llegan a declararse, aunque podrían achacarse a este contexto».

En cuanto a los conceptos e ideas que pudiera, o debiera, percibir el público para comunicarse eficazmente con su corto, Alán asegura que «el miedo a la pérdida y a la soledad es tan fuerte como común. La protagonista se protege del dolor como solemos hacer, pero necesita enfrentarse a lo que siente y de alguna forma esa es la explicación de su recorrido dramático».

Puestos a conocer cuáles son los elementos de estilo y puesta en escena que más les agradan a los realizadores, en cada uno de sus respectivos cortos, Alán reconoce: «Gracias a la sutileza del claroscuro conseguido por el fotógrafo Lorenzo Casadio y el ritmo narrativo conferido por la coguionista Nuri Duarte y el editor Jorge M. Quevedo, nos distanciamos a veces de la protagonista, como si una mirada espiritual narrara la historia o la guiara. Para esto fue muy importante el diseño sonoro de Velia Díaz, Glenda Martínez e Irina Carballosa, que potenciaron los silencios y trabajaron el sonido de los pájaros que acompaña a la muchacha a un nivel simbólico pero esencial».

A Eimil le gustan muchísimas cosas en cuanto al estilo y la expresividad de “Gallo”, pero si tuviera que elegir, jerarquiza en primer lugar la fotografía: «Creo que Alexander González es un genio y logré establecer con él una relación creativa y así capturar momentos de absoluta belleza y contar una historia desde una forma indudablemente cinematográfica, visual. Pero también tengo elogios para el sonido, porque las muchachas de DB Estudio son geniales; para las actuaciones, porque todos y cada uno de los intérpretes (Mario Guerra, Beatriz Viñas, Mayra Mazorra, Belissa Cruz) se entregaron sin reservas y con un nivel de emotividad y verdad muy grande;para la dirección de arte, porque Onelio Larralde es un maestro. Y pudiera seguir con todos y cada uno de los que participaron». 

Y como queríamos eludir el “ombliguismo” de que cada realizador hablara solamente sobre su cortometraje, quisimos saber cuál es el corto de Cuentos de un día más que les agrada especialmente a cada uno, aparte del propio, y cómo cree se asume la tradición temático-formal del ICAIC. Alán expresó su preferencia por “Mercuria”, de Carolina Fernández-Vega, mientras que Eimil declaró su agrado por “Él y ella”, de Yoel Infante, porque es una historia que le hubiera encantado contar y verifica un hermoso homenaje al cine, especialmente al cubano, por eso emociona y llega mucho al espectador.

Respecto a influencias y referencias dentro del cine cubano, Alán González se refirió a la obra de Fernando Pérez, que consigue una singularidad relacionada con quién mira la historia y desde dónde. «Quise acompañar muy objetivamente a mi muchacha en esa casa y pretender a veces que esa persona aparentemente ausente la mirase», nos dijo respecto a los referentes notorios en “La muchacha de los pájaros”. 

Por su parte, Eimil quisiera creer que “Gallo” es heredero de una zona del cine cubano realizado por el ICAIC que tiene como referentes a Titón y a Memorias del subdesarrollo: «Y es aquella zona que se ocupa de historias que toman nuestra realidad como punto de partida para, desde un proceso de estilización, intentar desentrañarla, y devolverla al espectador con vistas a cuestionarlo y conmoverlo».

Fuente: CUBACINE

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