La Rampa habanera
Este sitio emblemático de La Habana, es calificado como uno de los ejes urbanos más importantes de la ciudad; destacan los mosaicos de sus aceras realizados en granito integral.
La vida de los seres humanos está indisolublemente vinculada a la ingeniería y la arquitectura. Esta última cobra ribetes mediáticos, pues las Sociedades de Arquitectura de La Habana y Nacional, y la Comisión de Historia sumaron esfuerzos para conmemorar el aniversario 60 de haberse celebrado en Cuba el VII Congreso de la Unión Internacional de dichos profesionales (UIA), primero realizado en América.
A propósito de la efeméride nos parece pertinente recordar un sitio emblemático de la capital: La Rampa, calificada como uno de los ejes urbanos más importantes de la ciudad, en la cual se articulan un conjunto de edificaciones y áreas de uso público de importante valor arquitectónico, urbanístico e histórico.
Algunas de esas obras fueron inauguradas en el año de marras. Hormigón y pinturas frescos dieron la bienvenida a los participantes en el mencionado evento de la UIA, realizado entre el 29 de septiembre y el 3 de octubre de 1963.
Entre las más importantes construidas para enriquecer la imagen de La Rampa estuvieron el Pabellón Cuba, la fuente de la cascada de 23 y Malecón y la remodelación de sus aceras con la inclusión de mosaicos de importantes artistas cubanos, lo que la convirtió en una verdadera galería de arte al aire libre.
Cuenta la bibliografía consultada que para intervenir en la renovadora experiencia de la arteria respondieron a la convocatoria prestigiosos arquitectos, ingenieros y artistas.
Los mosaicos de las aceras fueron realizados en granito integral con la participación de los arquitectos Fernando Salinas y Eduardo Rodríguez. Un total de 15 diseños originales de algunos de los artistas plásticos más significativos de la época se repiten desde la calle J hasta la calle Infanta. Una original idea de hacer interactuar el arte con el ciudadano, también testigo de la mella del paso del tiempo en esos mosaicos, cuya restauración no siempre ha corrido con la mejor suerte.
Por: Vivian Bustamante en Tribuna de La Habana
Foto: Cubasí