Deseos de la Actriz que habita
Una Actriz es invitada al escenario dónde inició su carrera artística profesional, como homenaje le pondrán su nombre al teatro el cual acoge a dicho tablado. Este es el punto de partida, para desde la realización personal de la mítica Actriz, hablar sobre las luces y sobras de una parte de la historia del teatro cubano.
Esto y más encontrará el público en la recién estreno, en la Sala Teatro El Sótano, «Un domingo llamado deseo» de Norge Espinosa defendido por el proyecto teatral Trotamundos y Teatro el Público.
La puesta en escena, que defiende este binomio grupal,también correa cargo del dramaturgo, crítico y escritor Norge Espinosa.
Norge, desde el teatro dentro del teatro, como concepto, el cual acompaña al argumento histórico del texto, apuesta por un estilo de realismo simplificado; para estructurar el universo sonoro y visual de su propuesta, llegando a ser minimalista; lo cual asegura en esta dirección los planteamientos de escenografía, vestuario, banda sonora y luces, a la par que condiciona el desempeño de los actores que dan vida a los tres personajes.
Espinosa mantiene un ritmo pausado y constante en su obra, aunque hay momentos que se aletarga el acontecer escénico y esto afecta al tempo interior del montaje.
Es sabido el riesgo creativo que corre quien escribe y dirige su propio texto, y las implicaciones y limitaciones que esto puede ocasionar a la hora de la lectura escénica, aún así Espinosa sale airoso del lance en su debut como director artístico.
El peso mayor de la obra, en el aparto actoral, recae sobre la octogenaria actriz Verónica Lynn, quien durante una hora y treinta minutos, aproximadamente, se mantiene en la escena dándole vida a su personaje de la Actriz homenajeada. Verónica Lynn despliega y hace gala de su oficio histriónico, logrando dar a su personaje los matices, las transiciones y los toques de humor que requiere en cada momento, ya sea acompañada o en la soledad de los expresivos monólogos.
Carlos Pérez Peña con su fantasmagórico personaje, de Actor devenido en Jefe de Escena, logra mantener con mesura su posición de contrapartida al personaje Actriz, solo que como tropiezo, en algún que otro pasaje de la puesta, sus acciones escénicas y decir son mecánicos.
El joven actor Joel Sotolongo, en su estreno, sostiene de manera sobria su Presentador, consiguiendo no desentonar en su acompañamiento al personaje de la Actriz defendida por la Lynn.
El vestuario más que histórico es teatral. Por otro lado losdiseños, sonoro y de luces, escuetos, recrean el acontecer escénico e instantes de atmósferas, y apuntalan zonas dramáticas de la obra.
Un domingo llamado deseo, más que teatro dentro del teatro, es el deseo de homenajear a la Actriz que habita dentro de otra Actriz, memoria viva de la historia del teatro cubano.
Amaury Ricardo.